jueves, 9 de marzo de 2017

Cueva del gato 5-3-17

La campana de la catedral anuncia que es la hora de salir, destino fijado así que a la tarea. enseguida tropezamos con una cuadrilla de compinches dispuestos a despegar con sus elegantes bicis de carretera que nos remiten invitación para compartir viaje, otra vez será, hoy ya está el plan tramado.

Llueve pero no llueve, hace tiempo que el paseo dominical no discurre por estos lares, parece que antes no era tan largo, y la cuesta de Valdelinares ¿ha crecido o qué?. Bajo la lluvia meditando que ocurrirá si las piedras de la cuesta final están resbalosas...................  ¿habrá que echar pie a tierra?. Vamos a comprobarlo, en Ucero las campanas anuncian nuestra llegada, tras rebasar el embudo de entrada al barranco ocasión de tantear como está el empedrado, toca instalar un ritmo sufrible que esto es más largo de lo que parece, no llueve pero si llueve, no despegar el culo del sillín, ponerle empeño y convencimiento y no hay rampa que se resista.

FOTOS


En el llano las piedras parecen haber manado, están más intratables que nunca, resbalan, algo de barro, pequeños charcos, hay que afinar hasta llegar al momento retrato.
Una larga bajada esquivando piedras donde apreciar el desnivel que tiene la jodida cuesta, seguido de un breve paréntesis junto a la ermita, beber un trago, apuntar la bici hacia el camino de vuelta, trasponer por el puente, clik, clik, clik, y más clik, engranar coronas más pequeñas acomodarse en el sillín si es posible, y más pronto que tarde, Ucero, el molino, las cochineras, la cuesta se dan por superados, un cacho por la senda otro cacho de pista, aguita, barrito y charquejos, para acabar visita inexcusable al lavadero.

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