miércoles, 26 de febrero de 2020

23-02-2020 Domingo de Carnaval, repetimos el disfraz

La noche de Carnaval ha sido larga para algunos pero a las diez de la mañana, ajenos a los excesos festivos, nos presentamos a la cita, en perfecto estado de revista, un buen grupo de amigos de la bicicleta. Hoy también se animan a acompañarnos dos amigos vallisoletanos, familiares de uno de los miembros del club, a los que les apetece disfrutar de los bonitos parajes que tenemos por la zona. Parece que el buen sabor de boca que nos están dejando las últimas salidas hace que cada domingo se anime algún compañero más lo cual, por supuesto, se agradece.

Empezamos la jornada tranquilos dirigiéndonos hacia Barcebalejo y desde aquí tomamos una bonita senda paralela a la carretera que nos lleva hasta Valdelubiel en fila de a uno. Al pasar por el pueblo se ensancha el camino y comenzamos a subir, ahora ya no vamos tan seguidos, cada uno se preocupa de lo suyo y bastante tiene con que la bici no se pare. Todavía refresca y aunque tenemos un fantástico cielo azul las zonas sombrías siguen blancas por las bajas temperaturas de la noche así que esto ayuda a que los cuerpos no se acaloren de sopetón con las  primeras subidas.

Una brevísima espera, para algunos, al llegar arriba y en la bajada la mitad del grupo pierde el contacto visual con la otra mitad y se produce un momento de desconcierto. ¿Por dónde han ido?¿por este camino? Parece ser que los dos nos llevan al mismo sitio así que elegimos bien, si o si. Al llegar abajo el resto del grupo está esperando para iniciar el ascenso a “Cabeza Lobera” y los primeros en subir pueden observar a varios buitres que acaban de echar a volar al verse incordiados por “los cansinos de las bicis”.

Descenso vertiginoso por la pista hasta Valdeavellano de Ucero y seguimos hacia la siguiente parada. En este tramo se sale una cadena pero, prácticamente sobre la marcha, la asistencia en ruta funciona y no hay que detener al grupo para colocarla así que rápidamente llegamos al Castillo de Ucero y aprovechamos para hacer unas fotos.



Reanudamos la marcha con la bajada hasta el pueblo, de nuevo la cadena vuelve a dar guerra  y en esta ocasión el grupo se separa ligeramente, unos esperan en Ucero y otros se dirigen al Cañón. Al final necesitamos una llamada de teléfono para aclarar las cosas.

Una vez hemos vuelto a reunir al grupo iniciamos el ascenso a la “cueva del gato”. Unos kilómetros de subida tendida que terminan con los últimos cien metros de bastante más desnivel y que siempre descabalgan a alguno. Continuamos hasta el mirador de las Gullurías, una breve parada y bajada fulgurante. En el descenso una piedra, de las muchas, raja una cubierta y toca de nuevo parar para reparar. Menos mal que siempre hay alguno con la última tecnología en reparaciones y rápidamente se resuelve el problema.





Visita obligada a la Ermita de San Bartolomé, con mucho visitante por la zona y regreso a casa. Aún nos quedan unos cuantos kilómetros hasta llegar al Burgo, pero cuando cogemos la pista ya se sabe lo que toca, intentar no perder la rueda del de delante y si es posible dar algún relevo. En este trayecto recuperamos el tiempo suficiente para llegar a una hora razonable pero hoy se nos hace tarde para la cerveza, que pena, es lo único que ha faltado.



5 comentarios:

Unknown dijo...

Estuvo fenomenal,y eso q hubo bajas sensibles, Jauanpa, Presi, Churre, Fito y alguno mas

Jose Angel dijo...

Estuvo fenomenal y eso q hubo bajas sensibles, Jauanpa, Presi, Churre, Fito etc, el carnaval hizo estragos

Vallisoletano invitado dijo...

Genial! Una acogida estupenda... Buena gente la del Burgo! El día espectacular y la ruta fenomenal! ¡Deseando repetir!... La crónica me la guardo de recuerdo.

Anónimo dijo...

Y hablando de carnaval ¿como es que no vais todos con el mismo disfraz?

Anónimo dijo...

Lo de la uniformidad es algo que todavía no se nos da bien