miércoles, 24 de octubre de 2018

Miño 21-9-18

Zapatillas, guantes, gafas, algo de abrigo, el artifice del sarao de hoy dice que hay que retratarse antes de cabalgar, pues nada foto por aquí y foto por allá, lo que haga falta.
Ya metidos en faena que si hace fresco, que si el año anterior pasamos o no por aquí, que si de esta subida no me acuerdo, que si esto es nuevo, que si la abuela fuma.............................
¡Coño! pues si del cochón este informando del nombre de la ruta de ese si me acuerdo y ya nadie se acuerda del fresquete que hacía hace un rato. Un monte de encinas nos escupe a una senda de entrada a Cenegro y unos pocos kilómetros después llegando a Fuentecambrón resulta que hay unas recurvas tirando como para arriba apropiadas para dar algo de guerra.



Una breve parada, que se hace demasiado larga, para juntar a los de delante con los rezagados y así saltar al otro lado de la 122. Terreno favorable, rápida bajada hacia Santui y no menos veloz galopada hasta llegar a Piquera. Ahora a por el mirador, un sendero que al mirarlo despista parece que no se va a dejar, hace que más de dos echen pie a tierra, pero en peores plazas hemos toreao y en un periquete el mirador se da por conquistado.
Unos dicen que sufriendo otros que no tanto y otros disfrutando camino del avituallamiento, viñas, encinas, ¡arenaaaaaa!, viñas, Atauta en lo alto, las bodegas abajo, el rancho preparado y la mirada con deseo a la subida al pueblo (hoy no toca). Parada obligatoria para engullir los manjares que nos aguardan, no falta de "naaa", meter barriga, unas fotos, un último trago al porrón, una meada y arreando hacia Peñalba, pronto paso por las calles impacientes ¿por qué?.....................



LAS FOTOS

El camino desaparece, las piedras manan, talud a los lados, la bici patina, en fila metidos en el barranco negociando curvas "paquí y pallá", una rampa para abandonar el barranco, a ver si pillo al de delante, el sudor aparece al fin, jadeos y mas jadeos, un giro a la izquierda tomar un poco de aire y rampa de esas de platillo pequeño, ya esta chupao recto y a la derecha hacia donde se oyen los gaiteros y Miño a la vista.
Unos aparcan ya la bici otros con ganas de más se aventuran a explorar el monte del otro lado con la fortuna de tener un mano a mano con una cuesta que da la puntilla a alguno y una bajada para poner a prueba los frenos. No hay ducha, si cerveza, alubias y arroz

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buena ruta y buena compañía