miércoles, 23 de diciembre de 2020

Y el almuerzo navideño????

 

“Ya tenemos las navidades a la vuelta de la esquina y como cada año desde hace casi una década los miembros del Club MTB UXAMA nos reuniremos hoy para celebrar el tradicional  almuerzo y aprovecharemos  para desearnos todas esas cosas buenas que siempre se recuerdan en estas fechas. Como siempre la afluencia será de más de treinta compañeros que daremos buena cuenta de los riquísimos ………….”

Pues no, este sería un buen comienzo para contar lo vivido en este día si todo hubiera ido según lo previsto pero, por desgracia, este año 2020 vino cruzado y además de otras muchas cosas también nos ha impedido disfrutar de una bonita jornada como siempre que este almuerzo se ha llevado a cabo. Lamentablemente esta vez no ha podido ser así que lo único que hemos podido hacer es reunirnos un pequeño grupo para rodar unas horas como si de un domingo más se tratara.

Un problema añadido a la ruta de hoy es el barro que nos podemos encontrar por cualquier recorrido que decidamos así que intentamos esquivarlo en la medida de lo posible. Comenzamos la ruta subiendo hasta el cortafuegos por el caño y lo recorremos unos pocos kilómetros antes de tomar un desvío a la derecha y cambiar el tipo de terreno. Zona ya conocida, normalmente con vacas que en esta ocasión no están y que por caminos y pistas nos lleva a la novedad del día.

Hasta hoy siempre al llegar a este punto en cuestión habíamos tomado el camino de la derecha, pero esta vez tomamos el de la izquierda dirección, de nuevo, al cortafuegos. El camino se acaba pero nosotros seguimos (como el que sigue la linde aunque se acabe), en un principio montados, sorteando arbustos, ramas y agujeros en el suelo. Pero llega un momento que el terreno se hace impracticable y llega la cordura volviendo por donde habíamos venido para buscar el recorrido tradicional por el que se puede rodar, algo muy importante cuando se trata de ciclismo. Bueno, la pequeña aventura se salda con dos caídas de dispares consecuencias pero que no impiden seguir con el recorrido.

Cruzamos de nuevo el cortafuegos y descendemos por el monte en busca de “la galianita” y del descanso para la barrita. Hoy tenemos algo más de prisa que otros días y se planea el regreso para terminar la ruta antes de la una. Tras recorrer otros diez kilómetros en su mayoría cuesta abajo llegamos a Barcebalejo, volvemos a la zona del caño y damos un pequeño rodeo antes de terminar el recorrido. Ruta más corta de lo habitual y en la que hemos conseguido, salvo en pequeñas zonas, librarnos del barro.

Como nos sobra un momento lo aprovechamos para pasar unos agradables minutos de tertulia, que también se necesitan en estos días, antes de despedirnos.

Esperamos que el nuevo año nos traiga de nuevo esos buenos momentos que en este que se acaba nos hemos perdido.

Track para descargar en wikiloc










FELIZ NAVIDAD

Y

PROSPERO AÑO 2021

(El 2020 ha salido defectuoso, yo quiero devolverlo)

jueves, 10 de diciembre de 2020

06-12-2020 / 08-12-2020 Al abrigo del monte

 

Este puente de diciembre ha sido frio, muy frío mejor dicho, las temperaturas no han pasado de los cinco grados y la sensación térmica ha sido menor pero esto no nos ha impedido hacer un par de salidas mañaneras para seguir disfrutando de la bici y de la buena compañía de la gente de este club.

Debido a las bajas temperaturas la mejor opción para intentar no ser vencidos por el frío es  buscar el abrigo de los fabulosos montes que por suerte tenemos cerca de nuestra población y esto es lo que hemos hecho para planificar dos rutas espectaculares y divertidas a la vez que “durillas”. 

Domingo 6-12-2020 (Valdenarros, Valdenebro, Santiuste y mucho monte)

Tenemos que intentar entrar en calor lo más rápido posible así que una opción es tomarnos unos chupitos (opción que no se plantea) y la otra es subir la cuesta de la mina para empezar la ruta. Así que nos dirigimos hacía allí y con apenas tres kilómetros rodados por el carril bici comenzamos la ascensión que no llega a los dos kilómetros pero que, por terreno escarpado,  nos eleva unos 140 metros. Superado este primer escollo, bajamos hasta la carretera y nos dirigimos hacia Valdenarros por caminos más abrigados y duros que los habituales. Rozamos el pueblo y conocemos una nueva cuesta,  corta pero dura y en la que hay que inventar la trazada.




A partir de aquí la ruta sigue manteniendo un mismo patrón toda la mañana. Varios kilómetros de subida, otros pocos de pedaleo por la loma y un descenso rápido y arriesgado para tras un corto llaneo volver a empezar con otro ascenso. Esto se convierte en un juego al despiste, algunos solo nos ubicamos al pasar por los otros dos pueblos que atravesamos (primero Valdenebro y más tarde Santiuste), vueltas y vueltas (“por aquí hemos pasado hace un poco”), subidas y bajadas, caminos que se cruzan y que en un primer momento se toman en un sentido y en el siguiente se toman por el contrario. Sendas por las que se difumina el camino, árboles por todos los lados (unos en pie y otros caídos), roderas, piedras, hierbas y hojas que impiden la visión del terreno a pisar, en definitiva, poca comodidad pero disfrutamos de lo lindo y, por suerte, ni pizca de barro en el camino.

En los últimos kilómetros de la jornada nos damos el gusto de avivar el ritmo aprovechando el terreno favorable hasta que para terminar recorremos la senda por detrás de la ITV y vamos pensando en la próxima salida.


Track de la ruta en wikiloc




 

Martes 8-12-2020  (No importa que nieve)

Si la ruta de hace dos días la hicimos por terreno de las primeras ediciones del Niskalo, en la salida de hoy cambiamos de zona y también buscamos el abrigo del monte pero por territorio de las últimas ediciones de nuestra ruta.

Hoy el día está más desagradable, más viento, el frío se mete más en el cuerpo y hay más humedad, además los copos de nieve van a hacer acto de presencia durante gran parte de la mañana. Pero con buena ropa y ejercicio todo se hace más llevadero.

Tomamos la pista de “las hermanitas” hasta el cruce de Valdelubiel y subimos por el camino de la izquierda, más largo que el de costumbre pero de dureza similar (este es nuestro desayuno calentito para hoy). Un rato por la loma y camino hacia la Casona de Valdeosma pero antes de llegar giramos a la derecha para dirigirnos hacia el cruce de los cuatro sentidos y tomar el de la izquierda para seguir el recorrido de la ruta larga del Niskalo.

Algunas zonas de terreno blando, algo de barro, algún charco inevitable y los copitos de nieve que no molestan mucho pero que no cesan son algunas de las complicaciones añadidas a las que ya de por sí tiene el terreno como “las torres gemelas” (difícil encontrar mejores condiciones para subirlas que en esta ocasión) o “la sorpresa”.


En esta ocasión el descanso lo hacemos en Valdelinares, en un banquito de madera bien orientado y con una mesa (no solemos encontrarnos con estos lujos) y rápidamente continuamos con el recorrido. Subimos “la sorpresa” y por la loma vamos acercándonos al destino final. El descenso hasta el cruce de Valdelubiel y la vuelta por la senda del Ucero son más moderados que en otras ocasiones y vamos reagrupados. Algún pique en la última cuestecilla del día y a casa a entrar en calor que el día nos ha dejado salir pero refresca.

Track de la ruta en Wikiloc

Más fotos aquí






jueves, 3 de diciembre de 2020

29-11-2020 Ruta del tambor

 

Nuestra “Ruta del Tambor” era una de las que tradicionalmente hacíamos una vez al año pero por unas cosas o por otras en 2019 no se hizo y 2020 se nos está acabando sin haberla recorrido de nuevo. Así que está decidido volver a rodar por esos lugares ya que a pesar de estar en Noviembre hoy se nos presenta un domingo de temperaturas agradables y aunque está algo nublado no hay ninguna previsión de lluvia.

Nos trasladamos en coche hasta Santiuste para comenzar desde allí y que no se nos haga la ruta muy larga. Una vez descargadas las bicis empiezan a recordarse objetos que se han quedado olvidados como …. los guantes (habrá que aguantar con las manos frías los primeros kilómetros), la barrita (barritas de sobra parece que no tenemos pero plátano llevamos todos y unos cuantos lo ofrecen), las zapatillas (esto es más serio, “anda coge el coche y a por ellas que te esperamos en Torralba”) en fin, de momento la bici no se nos olvida a ninguno.



Empezamos la ruta y en poco más de tres kilómetros nos plantamos en Torralba y esperamos al compañero de las zapatillas. Una vez subsanado el problema volvemos a emprender el camino. Buen terreno, ligeramente en ascenso pero suave, dirección Torreblacos. Pasamos el pueblo y un poco antes de llegar a Blacos la cuesta se convierte en algo más pronunciada. Cuando coronamos se nos presenta un bonito descenso que nos lleva hasta Avioncillo de Calatañazor.

Cambiamos de terreno y nos adentramos en zonas menos cómodas, entre árboles y piedras, sin camino que seguir pero con el destino en la mente de los guías. Cuando pasamos esta zona y volvemos a rodar por anchas pistas nos toca una subida más larga, nada exagerado, que termina con una cuesta de hormigón rayado que algún día se bautizó como “la bola del mundo” e inmediatamente después la bajada hasta Calatañazor que en su momento era bastante peligrosa (recordamos varios altercados) pero ahora está totalmente arreglada y nos deja disfrutar.

Llegamos al pueblo medieval y subimos por sus pronunciadas calles empedradas hasta llegar a la Plaza Mayor y tomarnos un descanso a los pies del Castillo. Tiempos duros, nadie callejeando y apenas un par de grupillos de turistas visitando la fortaleza.


Volvemos a descender por sus calles y abandonamos el pueblo para subir por la calzada romana que en estas fechas se encuentra muy resbaladiza y peligrosa aunque algunos son capaces de hacerla montados. 



Cruzamos la carretera y buscamos los caminos que nos llevan hasta Rioseco. Terreno en buenas condiciones pero distinto, por el pinar. Un tramo rápido de carretera y cambio de dirección hacia el campo de golf y ya vamos buscando los últimos kilómetros monte a través que terminan con un descenso rápido y peligroso llegando al punto de partida a la hora prevista.

Hacía tiempo que no nos acompañaba a las rutas el mágico bidón azul pero hoy está presente y nos deja ese buen gusto que queda siempre que aparece.



Las fotos aquí








viernes, 27 de noviembre de 2020

22-11-2020 Ucero - Pico Navas - Ucero

 

Para la ruta de este domingo se habían planteado varias alternativas pero finalmente pensamos que no es momento de aventurarse a lo desconocido y decidimos ir a lo seguro. Mucho frío a primera hora mientras cargamos las bicis en la furgo para ahorrarnos unos kilómetros y empezar a rodar desde el aparcamiento del bar del Cañón.

El primer tramo, por el “Cañón de Valderrueda”, se hace realmente duro, temperaturas hasta de -4 grados que se notan especialmente en manos, pies y cara. Terreno helado y escarchado por el que se rueda perfectamente y nos divierte con su serpenteo, solo el frío nos amarga un poco estos primeros kilómetros.

Cuando llegamos a la carretera rodamos un momento sobre el asfalto hasta llegar a Casarejos y ascendemos por la pista que nos encamina hacia San Leonardo. Subidas y bajadas largas por pistas anchas que nos permiten rodar alegremente. A la misma velocidad que llegamos al pueblo, lo recorremos y lo abandonamos en dirección a Hontoria del Pinar.

Por aquí el terreno va cambiando. Pista, senda, caminos, roderas, barrillo, en fin, nada que nos desagrade pero que nos mantiene más concentrados que en otros momentos. Cuando vamos divisando Hontoria se da el aviso de que paramos en la fuente para comer la barrita y hacernos a la idea de que lo duro de la ruta va comenzar. Un breve descanso y rápidamente volvemos a montar para continuar con lo planeado.



Nos dirigimos a la subida hacia el Pico Navas, la más dura de la jornada con la que en poco más de dos kilómetros ascendemos doscientos metros.  Terreno inestable que por momentos a los menos técnicos está a punto de descabalgar pero que finalmente todos superamos sin echar el pie (algunos incluso siguen ascendiendo, por error, una vez llegan al cruce).

Tras una breve bajada volvemos a subir piñones para superar una nueva cuesta. En esta ocasión menos larga que la anterior pero también con rampas muy empinadas y después de superarla tenemos un  descenso meteórico hasta el mirador de Costalago donde echamos un vistazo rápido a las espectaculares vistas que nos ofrece.

Desde aquí seguimos nuestra ruta por caminos que difícilmente recorreríamos de no ser por el vicio de la bici. Un par de cuestas con sus correspondientes bajadas que nos hacen pasar de la provincia de Burgos a la de Soria y el peligroso descenso hasta el puente de los siete ojos para de nuevo introducirnos en el Cañón buscando los últimos kilómetros.

Un error de cálculo hace que nos metamos por un camino distinto al previsto y tenemos que retroceder los pocos metros recorridos porque el terreno estaba impracticable y como la hora se nos va echando encima decidimos no arriesgarnos en nuevas conquistas y volver por los caminos del Cañón tantas veces recorridos.

Si rodar por aquí normalmente se hace duro, en esta ocasión estos últimos kilómetros son para olvidar. A los incontables pasos sobre las piedras del rio hay que añadirle que hay muchas zonas de barro que hacen que las bicis patinen como si de hielo se tratara por lo que no disfrutamos de este tramo todo lo que nos habría gustado. Pero bueno, es lo que toca.

Por último, desde la Ermita al aparcamiento nos quitamos el gusanillo de la velocidad reprimida anteriormente y en un plis plas estamos en los coches de regreso a casa.

Conclusión: Buena ruta, bonita y divertida pero por el Cañón…… mejor en verano.

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miércoles, 11 de noviembre de 2020

08-11-2020 Visita a la Fuentona

 

Todos los años con la llegada del buen tiempo teníamos por costumbre hacer una visita a la Fuentona de Muriel. Este año atípico no habíamos cumplido con la tradición así que hoy, con más fresquito que en otras ocasiones pero muy soportable, nos animamos a realizar la ruta.

El desnivel que se acumula durante el recorrido de hoy no es excesivo pero en los primeros kilómetros nos toca hacer una parte importante con la subida hasta el cortafuegos por el caño.

Superado el primer calentón y ya inmersos en el cortafuegos nos toca pasar los siguientes kilómetros por la ancha pista con sus continuas subidas y bajadas que aunque no se aprecie mucho nos van llevando hasta el punto de altitud más alto de la jornada. Nos sorprende en esta ocasión ver como el robledal por el que se pasaba al terminar el cortafuegos ha sido desmontado quedando el paraje como un solar.

Ahora continuamos con unos kilómetros de descenso antes de pasar a la zona  más rota y entretenida del día incluyendo un par de pasos sobre el agua y cruzamos por Muriel de la Fuente antes de llegar al avituallamiento y deleitarnos con las vistas de las aguas limpias y cristalinas tanto de la Fuentona como de los primeros metros del río Abión.


Minutos de descanso, charla, fotos y algo que echarse al estómago para recuperar fuerzas y retornar por donde hemos venido. Superamos los resbaladizos y estrechos puentes de madera sin problemas pero, seguidamente, un tronco de los que marcan el camino nos juega una mala pasada y hace que patine una rueda delantera con la consiguiente y brusca caída.

Unos minutos, y algún juramento que otro después, volvemos a ponernos en marcha por los mismos lugares por los que vinimos. Recuperamos la altitud perdida y, como de costumbre, antes de llegar de nuevo al cortafuegos seguimos rectos para bajar por la Veguilla.


Unos cuantos kilómetros de bajada sobre un terreno que, en esta ocasión, no está tan encharcado como nos lo hemos encontrado alguna vez ni tan seco como otras en las que a la bici le costaba abrirse paso entre las piedras. Es por esto que disfrutamos más que otros días del descenso y enlazamos con pistas y carreteras que permiten rodar demostrando que llegamos con bastantes fuerzas así que no nos detenemos hasta llegar cada uno a su destino.


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viernes, 23 de octubre de 2020

18-10-2020 Zona Niskalo

 

La mañana es fresca, por no decir fría, a primera hora pero con la seguridad de que irá mejorando poco a poco hasta quedarse en un día muy agradable para mediados de Octubre. De momento se pueden seguir pisando terrenos secos aunque las lluvias de otoño vuelven a avisar de su llegada para la próxima semana. Las medidas de seguridad todavía nos permiten salir a pedalear así que puntuales a la cita nos juntamos media docena de ciclistas para pasar la mañana disfrutando de la bici. Se propone hacer el recorrido del Niskalo y no hay que darle más vueltas, enseguida nos ponemos en marcha y ya iremos decidiendo sobre el terreno si hacemos la corta, la larga o una mezcla.

El paso por el carril bici hasta la Güera es lo más parecido a meterse en una nevera de dos kilómetros. Ya sabemos que en este tramo la sensación térmica es mucho peor de la que nos encontraremos a continuación así que solo queda resignarse y pasarlo lo antes posible para ir entrando en calor.

A continuación kilómetros de pista de rodaje hasta Alcubilla y tras cruzar por encima de la autovía una zona de viñedos nos da el aviso para comernos el primer plato. Subida dura por terreno inestable seguido de una zona de serpenteo rápido hasta llegar a la Atalaya de Quintanilla. Un momento de espera hasta que llegan los rezagados a los que ya se empezaba a dar por perdidos pero el retraso no ha sido por falta de fuerzas sino por un problema con una cadena. (Bueno, la verdad que ha sido poco tiempo de espera, solo era por exagerar un poco)

Bajada, con algún tobogán, hasta Quintanilla y el segundo plato a la mesa. La subida a “las chorreras”, con el terreno en buen estado y reparada alguna zona conflictiva, seguida de zona de subidas y bajadas por los montes de Osma con varios pasos sobre terrenos arenosos que algunas bicis parece que pasan flotando mientras otras se retuercen y cambian de dirección por iniciativa propia.

Un descenso de un kilómetro y medio antes de engullir el postre de esta primera mitad, la más dura, de la ruta. Subida a la torreta del “santo” con sus toboganes y sus subidas por terreno suelto que algunas bicis pasan sin problemas mientras otras derrapan y revuelven las piedras sin apenas avanzar. Tiempo de plátano, geles, barritas,… y una clase express sobre la importancia de la presión correcta en las ruedas.

En los siguientes kilómetros el terreno es más suave, llaneando y bajando en su mayor parte hasta llegar al punto de separar las rutas corta y larga del Niskalo. La mayoría prefiere continuar por la ruta larga pero el permiso de salida tiene límite para algunos y las cuentas no salen así que se decide hacer una variación. Vamos hasta la Casona de Valdeosma y llegamos al punto de los cuatro caminos en el que la ruta larga tomaría el de la izquierda y, en esta ocasión, continuamos rectos, en sentido contrario al Niskalo, para descender por “la sorpresa”.  Cuando bajas estas cuestas es cuando realmente aprecias la dimensión de lo que se sube otros días.

“La sorpresa” nos deja en la pista de “las hermanitas”, seguimos hasta Sotos y cogemos la senda del Ucero donde nos ponemos en fila de a uno y ganamos unos minutillos al reloj. Ponemos fin a la ruta a una hora muy razonable y ya cada uno tiene la opción de alargarla lo que pueda o quiera pero sin moverse mucho.   

 Track en Wikiloc


 



 

miércoles, 30 de septiembre de 2020

27/09/2020 ¡Vaya vallas!

 

El verano ha llegado a su fin y la nueva estación hace que vayamos volviendo a la rutina de las salidas de los domingos. La gente ya vuelve a asentarse después de las vacaciones y, con el frío, apetece más el abrigo del monte que la intemperie de la carretera. Las diez de la mañana es buena hora para comenzar la ruta de hoy en que la mañana es fresquita.

Partimos camino hacia Valdenarros y nos desayunamos los únicos kilómetros llanos que veremos durante la mañana. A partir de aquí, una vez que cruzamos la carretera, se acaba la tregua y toca subir y bajar continuamente.

La primera cuesta , de unos tres kilómetros, hace que nos separemos y no precisamente por guardar la distancia de seguridad recomendada sino porque cada uno tiene que amoldarse a sus fuerzas. Antes de coronar este tramo hay un par de repechos finales realmente empinados que nos suben las pulsaciones al máximo. Después de esto giro a la derecha y rápida parada para abrir y cerrar la primera valla de la etapa. Descenso por terreno de vacas que nos observan sin inmutarse y al terminar la bajada la puerta de salida, nueva parada para abrir y cerrar.

Inmediatamente después, la historia se repite, y subimos y bajamos por zona de pasto de vacas con sus correspondientes vallas de seguridad y, por si fuera poco, hay una tercera vez con el mismo guión. ¡Vaya, vaya, aquí si hay vallas!

Llegamos a zona de obras de la nueva autovía y… sorpresa,  aquí también hay vallas. En esta ocasión ya lo sabíamos y pasamos después de retirarla, no como la última vez en la que no dio tiempo ni a verla y se abrió a la fuerza con un golpe certero de bicicleta con el consiguiente vuelo del ciclista y de la bici.

Llegamos a Torralba y hacemos la parada del día antes de continuar con los kilómetros más pesados de la ruta, no tanto por el desnivel sino porque el terreno está irregular y completamente cubierto de largas hierbas que hacen que no sepamos bien si por donde va a pasar la rueda podemos encontrarnos alguna sorpresa desagradable. Por fin volvemos a ver camino y bajamos con prudencia, unos más que otros, una cuesta rota y peligrosa antes de la última subida larga del día.

Desde aquí ya solo queda bajar, con alguna pequeña cuesta de por medio, hasta llegar a Barcebalejo. Ya vamos saboreando la cerveza pero ninguno se niega a rematar la jornada con la subida del “caño” antes de rehidratarnos.

 



 

miércoles, 22 de julio de 2020

12-07-2020 Valderrueda-Costalago


Volvemos a madrugar un poco más de lo habitual para montar las bicis en la “furgo”  y desplazarnos hasta Ucero. Primeros kilómetros de Cañón, con terreno húmedo por la tormenta caída durante la noche. A los cinco kilómetros cogemos el camino de la derecha para seguir por el Cañón de Valderrueda en dirección a Casarejos. Bonito camino ascendente por zona sombría y húmeda. Se nota que este año se ha recorrido poco la zona y por algunas partes las hierbas no dejan ver por donde pisa la rueda y hay que imaginarse la senda.

Al llegar a Casarejos buena pista para subir durante un kilómetro y bajada cómoda para presentarnos en San Leonardo casi sin enterarnos (bueno, nos enteramos de ese cable que roza en la rueda y nos pone nerviosos con el soniquete pero por lo demás muy buena bajada).

Superado el problema con el cable, llenamos los botes en la fuente (rica agua) y llega el problema con la horquilla y el tornillo flojo. Menos mal que hay conductores que van preparados y nos ofrecen la herramienta necesaria y, por si no es la ideal, esa cinta americana que nunca falla.

Otro imprevisto vencido así que nos ponemos en marcha dirección a Hontoria del Pinar. Terreno irregular y cansino que nos tomamos con calma sabedores de lo que nos espera en unos minutos.  Al pasar Hontoria nos toca comernos el plato principal del día. Esa bajada tan espectacular de la ruta de Costalago hoy la vamos a hacer de subida, bufff…, menos mal que la temperatura acompaña bastante. Al comenzar la ascensión se nos presenta una tormenta que soportamos refugiados bajo un árbol y pasados unos minutos subimos los dos repechos que tanto nos gustaron y ayudaron a recuperar hace quince días.





Una de las principales normas de las salidas domingueras dice que “arriba se espera” y sobre todo si no sabes por donde hay que ir pero en esta ocasión no se cumple y se toma el camino incorrecto. Gracias a los benditos móviles el error no va a mayores y nos reagrupamos, pero el fallo se salda con un pinchazo y una nueva parada para repararlo. Atravesamos unos metros monte a través para reincorporarnos al trazado previsto y llegamos al mirador de Costalago para comer un poco.

Seguimos por la cresta por caminos nuevos y de subidas y bajadas continuas hasta que el último descenso, bastante roto y peligroso, nos deja junto al “Puente de los siete ojos”. Desde aquí, de nuevo zona de Cañón. Muchos más paseantes que el último día que estuvimos y demasiados pasos de un lado a otro del río sobre las piedras resbaladizas. Pasamos junto a la Ermita esta vez sin detenernos, que últimamente la vemos mucho,  y vamos a toda mecha a disfrutar de un trago en el bar del Cañón.




¡Qué bien se está en la terracita relajado! Casi tanto como sobre el sillín de la bici... o mejor.



lunes, 29 de junio de 2020

21-06-2020 Costalago´20


La ruta de hoy, con la subida a Costalago y el recorrido del Cañón del Rio Lobos desde Hontoria del Pinar hasta Ucero, es otra de las típicas del club que realizamos cada año a finales de junio o principios de julio y a la que siempre se apunta un número importante de componentes.

Madrugamos un poco más de lo habitual para tener margen por si se produce algún incidente durante la ruta pero una confusión en el horario y un pequeño contratiempo automovilístico hacen que comencemos a rodar algo más tarde de lo previsto.

Los primeros kilómetros son por asfalto, terreno rompepiernas con mucho tobogán y en el que, como siempre, unos intentan avivar el ritmo mientras otros se lo toman de manera más calmada reservando para lo que está por venir. Paso por Nafría y Santa María de las Hoyas antes de abandonar la carretera y comenzar a pedalear por caminos y pistas en dirección a la subida a Costalago. Al llegar a la gran pradera que da inicio a la ascensión el grupo está roto y por delante tenemos casi cuatro kilómetros de duras rampas realizadas en dos tramos. El primero hasta el mirador donde nos damos un respiro y nos reagrupamos y el segundo hasta subir a Cabeza del Aro para inmediatamente después comenzar el descenso vertiginoso que nos lleva a Hontoria del Pinar y donde aprovechamos para llenar los botes y comer algo.



Hasta aquí la parte de la ruta más parecida a lo habitual por asfalto, caminos y pistas en buen estado. Desde este punto nos metemos de lleno a recorrer el Cañón y transitar por terreno muy distinto al acostumbrado y muy duro para las bicicletas, caminos estrechos, mucha piedra afilada, árboles que en ocasiones dejan pasar muy justo el manillar y unas cuantas partes en las que hay que poner pie a tierra para cruzar el río o pasar por zonas no ciclables. Terreno que a algunos les encanta y a otros se les hace muy pesado física y psicológicamente.


Llegar a la Ermita sin que se haya producido ninguna caída ni pinchazo nos llena de alegría, y satisfacción, porque desde aquí el recorrido es mucho más tranquilo y de sobra conocido por todos. Los últimos kilómetros hasta llegar al punto final son propicios para bajar piñones y comprobar las fuerzas que todavía nos quedan.



Antes de volver reservamos unos minutos para sentarnos en las mesas junto al río y sacar los bidones “mágicos” de bebida y algo de aperitivo mientras comentamos la jornada. Algunos de los que hacían el Cañón por primera vez llegan con la idea de no volver pero seguro que con el paso de los días van cambiando de opinión porque esta ruta engancha y una vez al año no hace daño (si no te caes, claro).



viernes, 19 de junio de 2020

14-06-2020 La gata y el gato


Dudas a primera hora sobre el vestuario a elegir para la ruta de hoy. Unos prefieren pasar algo de frío en los primeros kilómetros y otros optan por llevar algo más de ropa aún sabiendo que muy probablemente les sobre cuando la temperatura ambiental suba unos grados y el esfuerzo caliente los cuerpos.

Los primeros kilómetros por la pista de “las hermanitas” son agradables y tranquilos, bueno, lo justo para poder rodar y hablar algo al mismo tiempo. Al llegar al cruce de Valdelubiel empezamos la primera subida. Como lo prometido es deuda, en esta primera ascensión hay que hacer mención especial al “Secre” que desde el primer metro se pone en cabeza adelantándose unos metros a los demás y no cede la posición hasta que cambiamos de camino y unos ruidos desconocidos le obligan a parar por precaución.

Seguimos por “la loma” los siguientes  kilómetros y al llegar al cruce de las “torres gemelas” los primeros deciden saltárselas y coger el camino de la derecha ante la desaprobación de los de atrás que estaban deseando verlas, otro día será, hoy mejor un tramo más tranquilo y sin cuestones que nos puedan descabalgar, ¡que estamos en pretemporada!

Llegamos a Nafría de Ucero y hacemos una breve parada para repostar agua. Le hacemos el examen a la decoración del pilón que ha quedado elegante y seguimos la ruta para acometer la segunda ascensión del día y ganarnos el plátano. Bonita cuesta, todos en silencio y con ganas de ver el final.



Un pequeño descanso y seguimos con un gran descenso que en los primeros metros se nos corta porque alguien se ha merendado el camino dejando un bonito campo de terrones que nos hacen tener algún amago de salir por delante del manillar, así que mejor pasarlo a pie. Doscientos metros de suplicio antes de volver a montar para, ahora sí, bajar hasta la Ermita del Cañón (descenso bautizado hace algunos años como el de “la gata”). ¡Qué bajada, siempre nos viene algún recuerdo a la cabeza!



Unas fotos para la “nube” y dirección a la subida al mirador de las Gullurías, tercer ascenso largo del día y el más duro. Mejor no animarse mucho al principio que el desnivel se las trae y luego se paga. La verdad que cuando se baja esta cuesta parece muy difícil de subir, pero luego no es de las imposibles, ni mucho menos.
Otro descenso meteórico por la cuesta del “gato” para llegar a Ucero y cogemos la pista de vuelta a casa. En Sotos alguno quiere subir por la “sorpresa” del Niskalo, ¡venga ya!, menos mal que de esta también nos libramos y vamos directos a Valdelubiel. Desde aquí  nos metemos por la ¿senda? que lleva a Barcebalejo y que hay que inventársela debido al tamaño de las hierbas y… como no hay dos sin tres un regate inesperado también nos libra de la subida al caño. ¡Vaya ganas que había hoy!


De lo que no nos libramos es de sentarnos en la terracita a tomar algo antes de acabar la jornada.



miércoles, 3 de junio de 2020

31-05-2020 Ruta corta del Nískalo

Parece que fue ayer nuestra VII Ruta del Nískalo y ya ha llegado la fecha decidida para afrontar la VIII edición. Lamentablemente este año ha venido revuelto y muy complicado por lo que nos vimos obligados a suspenderla. Hoy en El Burgo debería ser un día grande con las calles alborotadas, adornadas de bicicletas y gente, los caminos tendrían que estar señalizados para la ruta, los voluntarios preparados para hacer su labor y el Centro Polivalente lleno de mesas y sillas y con los cocineros y ayudantes currando con alegría y responsabilidad pero, sin embargo, a primeras horas, las calles están en silencio y apenas se ve algún paseante. Al menos nos queda el consuelo de que las medidas de confinamiento se han ido suavizando y podemos quedar un grupo de componentes del club para realizar la ruta tranquilamente y respetando las medidas de seguridad.

La mañana está perfecta para salir con la bici y estamos con ganas de rodar. Hoy se va a demostrar a quienes les ha hecho más “pupa” el encierro. Tras los saludos iniciales después de tantas semanas sin citas domingueras partimos rumbo a Alcubilla. Los primeros kilómetros en los que el terreno es más suave algunos ya van demostrando que siguen en plena forma y se ponen a tirar del grupo. Ritmo alegre hasta que después de cruzar por el puente de la autovía el terreno cambia y la subida nos hace sudar y dejar las bromas para otro momento más propicio.



Tras un reagrupamiento en la cima y a la vez que la mayoría se dirige a la Atalaya de Quintanilla, una pequeña avanzadilla (pequeña, pequeña, solo dos) toma otro camino para llegar a la torreta de “el santo” y preparar el avituallamiento para todos. El terreno hacia la Atalaya está perfecto, la tierra arcillosa que nos ha fastidiado en otras ocasiones hoy está seca y se rueda perfectamente. Paso express por la torre y bajada a Quintanilla. Ahora toca la cuesta de “las chorreras”, esta también es exigente aunque la zona que peor estaba ha sido reparada y no hay ningún trozo peligroso.

Bajada por el monte de Osma y el último ascenso "durillo" de la jornada para llegar a la torreta con todas las ganas de descansar y avituallarse. Como siempre, lo que nos encontramos supera las expectativas. Detalles que hacen la jornada más agradable si cabe, pero que nos es imposible terminar (nos ha faltado algo de ayuda en este menester), así que alguno sugiere montar un nuevo piskolabis a la altura de Valdelubiel. Perfecto, ya tenemos otra motivación más que llevarnos a la cabeza si vienen los momentos duros.

Reanudamos la ruta por terreno más tranquilo, kilómetros sin apenas subidas y con bajadas divertidas. Al llegar al cruce donde deberían separarse las rutas corta y larga una zona de barro y roderas hace algún estrago y separa un poco al grupo que no vuelve a juntarse hasta el segundo avituallamiento.  Seguimos dando buena cuenta de ese buen embutido y esa fruta y seguimos metiendo mano en esos bidones que por más bebida fresca que sacamos no se vacían.



Las dos bicicletas recostadas al sol nos llaman al orden. La primera empieza a perder aire aunque por suerte el liquido sella el pinchazo y puede seguir en la ruta, la segunda con un radio roto preferimos meterla en el coche escoba que nos viene de lujo y no arriesgar a empeorar la avería.

Kilómetros finales de llaneo por la senda del Ucero y las nubes negras que se van acercando con ganas de descargar. A los pocos minutos de acabar la ruta llega la tormenta, no nos ha pillado por los pelos. Era raro que en una fecha tan señalada como esta no lloviera porque ya lo dice el refrán: “Haga frio o salga el Sol, el día del Nískalo… chaparrón”.

¡Ya necesitábamos volver a vivir estos momentos! 

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lunes, 13 de abril de 2020

VIII Marcha del Nískalo, suspendida

Lamentándolo mucho, la alerta sanitaria decretada en nuestro país como consecuencia del coronavirus, nos ha obligado a suspender la VIII Marcha del Nískalo, prevista para el 31 de mayo de 2020.