Dudas a primera hora sobre el
vestuario a elegir para la ruta de hoy. Unos prefieren pasar algo de frío en
los primeros kilómetros y otros optan por llevar algo más de ropa aún sabiendo
que muy probablemente les sobre cuando la temperatura ambiental suba unos
grados y el esfuerzo caliente los cuerpos.
Los primeros kilómetros por la
pista de “las hermanitas” son agradables y tranquilos, bueno, lo justo para
poder rodar y hablar algo al mismo tiempo. Al llegar al cruce de Valdelubiel
empezamos la primera subida. Como lo prometido es deuda, en esta primera
ascensión hay que hacer mención especial al “Secre” que desde el primer metro
se pone en cabeza adelantándose unos metros a los demás y no cede la posición hasta
que cambiamos de camino y unos ruidos desconocidos le obligan a parar por
precaución.
Seguimos por “la loma” los
siguientes kilómetros y al llegar al
cruce de las “torres gemelas” los primeros deciden saltárselas y coger el
camino de la derecha ante la desaprobación de los de atrás que estaban deseando
verlas, otro día será, hoy mejor un tramo más tranquilo y sin cuestones que nos
puedan descabalgar, ¡que estamos en pretemporada!
Llegamos a Nafría de Ucero y
hacemos una breve parada para repostar agua. Le hacemos el examen a la
decoración del pilón que ha quedado elegante y seguimos la ruta para acometer
la segunda ascensión del día y ganarnos el plátano. Bonita cuesta, todos en
silencio y con ganas de ver el final.
Un pequeño descanso y seguimos con un gran descenso que en los primeros metros se nos corta porque alguien se ha merendado el camino dejando un bonito campo de terrones que nos hacen tener algún amago de salir por delante del manillar, así que mejor pasarlo a pie. Doscientos metros de suplicio antes de volver a montar para, ahora sí, bajar hasta la Ermita del Cañón (descenso bautizado hace algunos años como el de “la gata”). ¡Qué bajada, siempre nos viene algún recuerdo a la cabeza!
Unas fotos para la “nube” y dirección
a la subida al mirador de las Gullurías, tercer ascenso largo del día y el más
duro. Mejor no animarse mucho al principio que el desnivel se las trae y luego
se paga. La verdad que cuando se baja esta cuesta parece muy difícil de subir,
pero luego no es de las imposibles, ni mucho menos.
Otro descenso meteórico por la
cuesta del “gato” para llegar a Ucero y cogemos la pista de vuelta a casa. En
Sotos alguno quiere subir por la “sorpresa” del Niskalo, ¡venga ya!, menos mal
que de esta también nos libramos y vamos directos a Valdelubiel. Desde aquí nos metemos por la ¿senda? que lleva a
Barcebalejo y que hay que inventársela debido al tamaño de las hierbas y… como
no hay dos sin tres un regate inesperado también nos libra de la subida al
caño. ¡Vaya ganas que había hoy!
1 comentario:
Bonita crónica de un gran día, habrá mas
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