La noche pasada, el cambio al horario de invierno nos ha
brindado la posibilidad de descansar una hora más. Así que, con más motivo, a
la hora marcada nos reunimos unos cuantos para empezar el domingo de manera
sana y divertida.
Algunas piernas están menos frescas que otros días por la participación en la “X Carrera de montaña” de ayer sábado, pero eso no es obstáculo para coger la bicicleta y sacarla a galopar.
Decidimos ir hasta nuestro “cohete” para hacer una ruta fácil
y rodadora y en un plis plas estamos
pedaleando. Primeros kilómetros con ganas de hablar pero rodando sin pausa y
casi sin enterarnos ya hemos pasado el carril bici, La Rasa y el cruce de
Navapalos. Ahora toca abandonar el asfalto para iniciar la ascensión. Ya hemos
hecho la mitad del viaje de ida y nos esperan otros tantos kilómetros cuesta
arriba, subidas en su mayor parte “tendiditas” pero que con la suma de kilómetros
se van notando en las piernas.
Nos encontramos tres zonas labradas que nos hacen pedalear
con más fuerza para superarlas y escuchamos a los cazadores que andan buscando
las primeras presas de la temporada y cuya cercanía nos incomoda un poco. Llegando al alto, un camino en zigzag que
invita a acelerar la marcha nos deja junto a nuestro punto geodésico favorito.
Unos minutos de descanso
y emprendemos la vuelta por el mismo camino que vinimos disfrutando de la
bajada que hace un poco era subida. Durante la vuelta se ocurren varias
alternativas para hacer unos kilómetros más, pero desde que cogemos la
carretera hasta llegar a la Güera sufrimos un desgaste que nos quita las ideas
más duras de la cabeza, así que alargamos un poco subiendo a la atalaya de Uxama,
con algún calambre incluido, y pasamos rápidamente a reponer lo perdido
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