Hoy tiene pinta de ser un gran
día, el Sol parece que no se quiere asomar pero no hace mucho frío, para estar
en febrero, y no hay previsiones de lluvia. Acudimos a la cita un buen número
de ciclistas lo cual hace que aumente la diversión porque la bicicleta, como
tantas otras cosas, se disfruta más en compañía. Estamos avisados de que hay
algunas zonas por las que mejor no ir ya que hay escopetas cargadas y no
queremos riesgos así que nos dirigimos hacia la zona de la ruta de la lana, más
tranquila y segura.
Nada más salir ya hay unos
cuantos voluntarios para tirar del grupo, ritmo alegre pero al alcance de todos
y con el pelotón agrupado, comiéndonos los primeros kilómetros sin enterarnos
por caminos y carreteras en ligera bajada. Después de pasar los manzanos de La
Rasa y el desvío hacia Navapalos hay un giro a la derecha que nos hace
abandonar el asfalto y empieza a subir. En estos momentos se acaban las conversaciones
amigables, el grupo se va separando y se escucha algún jadeo que otro.
En la bajada a Ines nos
reagrupamos y sin dar tiempo para relajarse iniciamos otros tres kilómetros de
ascenso en los que volver a probar las fuerzas. Tras llegar al alto los siguientes
minutos son para disfrutar muy juntitos y comiéndonos algún que otro charco. Buscamos
un camino que no aparece y descendemos por uno sin salida que nos toca
desandar, una cadena que se queja sin ser escuchada y a la que se pone en su sitio de un tirón y seguimos
hacia Atauta con su bonita cuesta de acceso en la que se puede echar el resto
ya que arriba nos espera el descanso.
Diez minutillos de parada, fotos,
charleta distendida y a comer el plátano, cada uno el suyo, y mientras tanto un
par de buitres sobrevolando nuestras cabezas por si hubiera algo que echarse al
pico, pero de momento no.
Antes de quedarnos fríos reanudamos
la marcha, pronto las piernas vuelven a despertar y desde lejos vamos divisando
un camino corto pero muy “pingao” del que no nos vamos a librar. Se requiere
destreza, técnica, fuerza y una pizca de suerte para subirlo sin echar pie a
tierra pero lo subimos todos, bueno…., sin bajarse de la bici solo dos, los
demás a patita de la mano con las bicis.
Desde aquí bajada rápida a San
Esteban, con parada en el semáforo del puente que siempre lo encontramos en
rojo y por la senda del rio nos acercamos al final. Nos desviamos un poco para
subir un par de cuestas más comprobando a quien le quedan piernas todavía y una
sugerencia de subir a la Atalaya de Uxama. Pero se queda en eso porque algunos
prefieren ir ya a almorzar y en el tema del beber y el comer no podemos dejar
que nadie se escape.
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2 comentarios:
Joder, parece que no lo pasais mal
AAAAhhhhhhhh!!!!!!! la envidia me corroe!!!!
Muy buena crónica, gran jornada
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