miércoles, 8 de mayo de 2019

05-05-2019 La Fuentona´19


Primer domingo de Mayo, día de la Madre, hay que sacar tiempo para hacer una rutita y luego cumplir con lo demás. Adelantamos media hora el inicio y nos disponemos a hacer, como cada año, una visita a la Fuentona. De nuevo salimos puntuales y rodamos los primeros kilómetros un poco fríos, como la mañana, en silencio.

Hay que subir al cortafuegos, así que “tira por aquí, que es más tendido”, que si es este que si es el otro, parece que hay un poco de duda sobre el nuevo camino y al final también nos toca subir un par de repechos buenos, pero ya está, por delante casi 20 kilómetros de aburrido cortafuegos, rompepiernas y con mucha piedrecilla suelta que no deja a las bicis rodar a gusto. Una vez terminado este el terreno cambia, más humedad, más árboles, más baches, más roderas, más charcos, en definitiva, más diversión.

Toca pasar tres veces sobre el agua, en la primera unos se lanzan al ataque si temor pero otros buscan por donde pasar con las menores consecuencias que la mañana está todavía fresca para ir con los pies mojados. Los otros dos pasos son más pequeños y no dan lugar a la duda.

Casi llegando a Abioncillo giro a la izquierda y en seguida estamos en Muriel de la Fuente. Como parece que baja más agua que otros años nos acercamos a ver la cascada pero por ella no cae ni una gota, así que vuelta por donde hemos venido. Bueno, por lo menos el terreno es entretenido esquivando troncos y pedruscos. Ahora sí, tenemos delante “La Fuentona”, aparcamos las bicis y a comer. Hoy si que toca hacer alguna foto.



Antes de iniciar el regreso se oyen algunas propuestas, muy atrevidas, sobre por dónde volver pero no obtienen la mayoría de votos así que lo hacemos por donde siempre. Unos cuantos kilómetros iguales que los de ida pero que antes eran cuesta abajo y ahora son cuesta arriba, y seguimos por la “veguilla”, una de las bajadas más “cansinas” que hay porque las piedras no permiten dejar de dar pedales y disfrutar el descenso.

Cuando el terreno se pone propicio lo cogemos con ganas y el ritmo se aviva, como si lo hubiéramos estado esperando toda la mañana. Después del calentón vamos hacia Barcebalejo y desde aquí a casa, hoy perdonamos la subida al “caño”, lo que no perdonamos son las cañas.



   

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