Nuevo domingo de Febrero caluroso.
Nunca llueve a gusto de todos y a todo el mundo no le vendrá bien este tiempo de
los primeros meses del año, pero para
salir con la bici es un día más que no admite excusas. Teníamos pensado hace
una ruta por el Cañón del Rio Lobos pero las informaciones que nos llegan de
buenas fuentes no lo aconsejan porque baja demasiada agua y habría que apearse de
la bici unas cuantas veces, cosa que no nos gusta, así que se decide hacer
nuestra ruta de “la gata” y llegar hasta la Ermita de San Bartolomé. Ya habrá días
mejores para adentrarnos por el Cañón.
Salida hacia la pista de “las
hermanitas” y kilómetros de tranquilidad por delante. Giro a la izquierda al
llegar al cruce de Valdelubiel y la subida de rigor esperando. Al terminarla
seguimos dirección Ucero por “la loma” y a los pocos kilómetros dos caminos a
elegir, ¿izquierda o derecha? Algunos esperan que esta vez tomemos el de la
derecha para evitar la visita a las “torres gemelas” pero nuevamente vamos a
por todas y como si de un imán se tratara estas dos “cuestecitas” nos atraen
hacia ellas. ¡Día grande! es la primera vez que nadie tiene que echar pie a
tierra con las dichosas subidas, una espinita que había clavada y que por fin
se sacan varios, solo por esto la salida ya ha merecido la pena.
Con la moral por las nubes nos
dirigimos a Nafría, parada en el surtidor de agua para repostar y seguimos la
ruta. A los pocos kilómetros iniciamos la ascensión de “la gata”, últimamente cogíamos
el camino de la derecha pero esta vez elegimos el de la izquierda, algo más
exigente. Las máquinas han hecho su trabajo y han dejado el terreno para
subirlo sin complicaciones y una vez arriba comienza el bonito descenso, peligroso
y con alguna zona de barro que nos deja junto a la Ermita.
Hora de regresar, subida
meteórica al Castillo de Ucero para no quedarnos cortos de kilómetros y vuelta
a la pista que nos vió salir por la mañana con algún que otro “tirón”, unos que
animan el ritmo y otros que castigan las piernas. Terminamos la jornada con un
buen almuerzo para el que todos estamos entrenados y no necesitamos relevos.