En la plaza de la catedral el
grupo de mtb Uxama se reunía para una de sus cabalgadas. Pero ni era domingo,
ni era de día. Era la noche de San Juan, una noche especial donde las haya, la
noche más corta del año… el solsticio de verano. La mayoría íbamos a hacer por
primera vez una marcha nocturna con dos ruedas. Uno comprobaba el foco, el otro
se aseguraba de no haber pinchado…todos alterados y como motos pensando en lo
que íbamos a hacer. La noche no podía
ser mejor: nada de las anunciadas tormentas y una temperatura agradable pero
con un ligero viento fresquito.
Hicimos el paseíllo por la
Calle Mayor, enfilamos Juan Carlos I (que en paz descanse) y giramos hacia las
Hermanitas para buscar nuestro tantas veces hollado camino del soto hasta
Ucero. Ya en la pista quedó claro que los focos eran potentes y que podíamos ir
a velocidad de crucero. Todos flipando con las sensaciones. Parecíamos jinetes
cabalgando entre una tupida polvareda. No teníamos clara la inclinación del terreno
hasta que la burra o las piernas pedían el cambio de piñón, había que estar muy
pendiente de la distancia con el compañero y en cualquier momento parecía que
íbamos a salir volando. No se veía ni el plato, ni la piñonera, ni el
cuentakilómetros. Chaval vete hacia delante que aquí mascas polvo y además te
la puedes pegar.
Pincha para ver las fotos (muchas movidas, lástima)
Pincha para ver las fotos (muchas movidas, lástima)
Más todavía? Siiiiiiii, Jesús
L. traía en unos de los bidones un gintónic fresquito, así que le dimos unos
buenos lingotazos, no acabándonos de creer que saliese la noche tan redodonda.
Cuando nos íbamos el ambiente en torno a la ermita iba creciendo, gente que
llegaba a un lugar mágico para recibir una noche especial. Antes de irnos José
Ignacio nos pidió un minuto de silencio por todos los compañeros muertos el fin
de semana que acababa de pasar. Lo hicimos bajo un pórtico que ha visto muchas
cosas a lo largo de más de 700 años.
Vuelta al Burgo. Ahora ya
nadie decía que si bache por la izquierda, rama o pedrusco a la derecha, se
desató una carrera sin piedad hasta el final de la pista de zahorra blanca que
se ha convertido en algo así como la meta del recorrido.
Vuelta a casa, algunos hasta se
tomaron alguna copita, ducha y a soñar agarrados a la almohada como si fuese el
manillar sorteando baches. No se vosotros, pero yo de mañana me desperté casi
como con sensación de resaca y no fue por el gintónic.
Chavalotes, hemos hecho
historia!!!!
NON
NON
Banda sonora de la ruta: Riders on the storm. The Doors
1 comentario:
ostia!!! ahora entiendo la velocidad, esa noche había baterias!!
fito
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