LA RUTA DEL VINO O...
LA BUENA HERMANDAD ENTRE DOS PUEBLOS
Siempre he dicho que no
sabemos la ventaja que es tener dos pueblos como El Burgo y San Esteban tan
cerca. En una provincia desertizada como la nuestra, dos poblaciones que suman
entre las dos más de 8.000 habitantes, ofrecen muchas posibilidades económicas
y por supuesto culturales y deportivas. Deberían constituir una
especie de Frente Occidental frente a
la abusona Soria.
La prueba de lo que digo
fue la ruta que nos organizó Alberto Carrasco por los alrededores de San
Esteban. Bautizada como “la ruta del vino”, ciclistas de los dos pueblos
disfrutamos como enanos recorriendo los caminos y senderos que unen San
Esteban, Soto, Aldea, Atauta y Piquera. Y siempre con las precisas explicaciones
de Alberto, que tan pronto nos hablaba de un antiguo camino, un monasterio
abandonado o las famosas tetas de la
reina sobre Peñalba. Bicicleteamos
entre cuidados viñedos, encinares y campos recién arados. Dura la subida desde
Piquera hasta los colmenares de las Fuentes (espero no columpiarme mucho con la
toponimia local) que nos llevaría a un elevado mirador sobre toda la comarca
para volver de nuevo hasta el cortado sobre el que Atauta se asoma al Arroyo de
la Laguna y sus bodegas. Vista Atauta desde aquí se entiende el dicho de “si das una vuelta a la iglesia de Atauta se
te quita el dolor de muelas”. Sin duda una de las más bonitas imágenes de
la ruta.
¿Y cómo terminamos? Pues
en las famosas bodegas colgadas de San Esteban donde repusimos las fuerzas
gastadas (46 Km.), con unos magníficos huevos fritos y chorizo a la brasa elaborados
por Gerardo y Miguel, regados con el vino de la tierra y un licor artesano de escaramujo de chuparse los dedos.
Como dijo Jose, hay que
repetir la experiencia, esta vez en El Burgo y nosotros haciendo de anfitriones
de esta magnífica gente. N.O.
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