La semana ha sido mala
climatológicamente hablando, con frío, lluvia, algún copo de nieve y sobre todo
mucho viento. Pero ya no queda nada de esto, si acaso algo de aire que apenas
molesta y el día se presenta favorable
para dar una vuelta. En la Plaza como cada domingo la típica pregunta, “¿a
dónde vamos hoy?” seguida de la típica respuesta, “donde queráis” y, como
siempre, la solución más acertada es dejar el tema en manos de los
“profesionales” en el asunto de elegir ruta y que siempre aciertan.
Primeros kilómetros hacia
Valdenarros, ¡Qué bien se rueda ahora por esta pista!, que diferencia con los
barrizales que tuvimos que sufrir por esta zona en las primeras ediciones de
nuestra “Ruta del Niskalo” . Justo
antes de llegar al pueblo nos desviamos hacia la izquierda para cruzar la N122
e iniciar una subida desconocida, ¡Que tendrán las cuestas que algunos cuando
las ven tienen la necesidad de intentar subirlas con la bici!, la verdad que
esta nos gusta a todos, es larga y durilla pero el terreno es perfecto y
todavía nos pilla con ganas.
Continuamos unos kilómetros por
el cortafuegos y tomamos un desvío a la derecha dirección Torralba. Zona más
“divertida” con algo de barrillo, árboles caídos, agua, ramas, … en fin, un
poco de todo. Terminada la bajada volvemos a subir por otro “camino” desconocido
para llegar otra vez al cortafuegos, terreno parecido al que hemos bajado pero hacia
arriba, subimos de uno en uno y poco a poco, que arriba se espera.
Unos minutos de tranquilidad y al
final del cortafuegos paramos a tomar algo. En un momento de charla damos
soluciones a algunos de los problemas del mundo y continuamos. A los pocos
metros de emprender la marcha un pequeño
despiste acaba con un “hombre al agua”, un sustillo pero sin consecuencias, así
que rápidamente seguimos la ruta.
Ahora toca el momento de bajar
por “la veguilla”. Esta bajada siempre es desagradable y hace trabajar a las
piernas, además hoy tiene bastante agua y aunque al principio intentamos
esquivarla todo lo posible al final desistimos y ya nos da igual mojarnos un
poco más o menos. Por fin llegamos al terreno propicio para rodar y algunos ya
vamos salivando pensando en el almuerzo pero al pasar por el cruce que sube a
“la galianita” uno de los que no tiene fondo hace el amago y otros entran al
trapo sin pensarlo dos veces así que nos toca subir otro poco.
Pequeño debate al llegar arriba
sobre por dónde volver y se decide que lo más corto es bajar por donde hemos
venido así que dejamos que las bicis rueden hacia abajo y volvemos a tomar la
zona de la que nos habíamos desviado antes y que nos permite agachar la cabeza
y coger velocidad. Ahora sí se acelera el grupo, sacamos fuerzas de donde
parece que no había para que nadie pierda rueda y con el objetivo en mente de
saborear cuanto antes el piscolabis devoramos los últimos kilómetros.